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Archive for agosto 2013

Teletienda

cajatonta

¿Le afecta la crisis? ¿Ha pedido una prórroga para poder saldar sus deudas? ¿La situación de su bufete es insostenible? Le presentamos el remedio a todos sus problemas. El pasante 2000 trabaja gratis, funciona a pilas, resulta de lo más eficiente y jamás se queja. Deje que sea él quien acuda a las reuniones del comité, quien redacte las demandas o estudie la jurisprudencia. Para el Pasante 2000 no es ningún oprobio realizar los trabajos más ingratos. Localiza expedientes, añade diligencias, numera folios y hasta viene equipado con su propio bolígrafo y su cuaderno de serie. Con el pasante 2000 su bufete estará en buenas manos. Ahórrese el tedioso papeleo. Rechace imitaciones y permita que el Pasante 2000 reflote su negocio. Llame ahora y, al hacer su pedido, le regalamos la escultura de una medusa o si lo prefiere una magnífica espada de Damocles. Unidades limitadas.

(Micro seleccionado en el V concurso de microrrelatos de abogados agosto 2013)

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EN EL CINE (pensamientos)

índice

Fila 6, butaca 9. El técnico: Me tenía que haber puesto más atrás. ¡Parezco idiota! Siempre hago lo mismo. La distancia ideal para ver bien una película es dos veces la pantalla. Además, el sonido de los altavoces, al realizar un movimiento envolvente, se escucha mejor en la parte de atrás. Debería cambiarme antes de que se llene la sala.

Fila 8, butaca 6. El obseso sexual: joder, a ver si veo algo de carne. Han pasado cinco minutos y sólo ha salido la tira del sujetador de la protagonista. ¿Esos pechos tan grandes serán suyos? ¿Llevará bragas debajo del vestido? ¿Y de qué color? Si es que ya no hacen películas como las de antes. Donde esté el cruce de piernas de Sharon Stone… Eso sí que es una obra de arte. ¡Uf, qué calor hace aquí! Y vaya trasero que tenía la acomodadora.

Fila 11, butaca 6. El crítico cinematográfico: parece una peli con influencias de la nouvelle vague y el free cinema. Aunque los movimientos de cámara, el tipo de ambientación deliberadamente artificial, los encuadres formales con reminiscencias al expresionismo alemán, la yuxtaposición de elementos en su imaginería con una estética surrealista remite a la teoría psicoanalítica de Freud, con un marcado discurso narrativo que se guía por las normas del cinéma vérité. Aunque claro, también podría incluirse dentro del Dogma 95.

Fila 13, butaca 8. El holgazán: me pesan los párpados. No sé si podré aguantarlo y encima me dejan a oscuras y qué confortable resulta este asiento reclinable con apoyabrazos, reposacabezas y…zzzzzzzzzzzzzzzz

Fila 14, butaca 5. El ahorrador: ¡Qué dolor más grande! He pagado diez euros por una entrada. ¡Menudo timo! Con estos precios, ¿quién va ir al cine? Si es que ya no se puede salir de casa. Aquí cobran hasta por respirar.

Fila 15, butaca, 7. El puritano: ¡Oh Dios mío, hemos llegado a un grado de degeneración que ya no se respetan los valores tradicionales! El protagonista tiene una amante. ¡Ave María Purísima! ¿A dónde vamos a llegar? ¡Y encima ahora se dan un beso con lengua! Menuda obscenidad. En este país se están perdiendo la decencia y las formas.

Fila 17, butaca 6. El escritor: han destrozado mi libro. ¡Sí ya lo sabía! A estos productores de pacotilla les das una obra de arte y, ¿qué hacen? Invertir unos cuantos millones de dólares, meter efectos especiales y un par de caras bonitas, que casi no saben ni leer lo que pone en el guion. Se han cargado el espíritu de mi novela. ¡Con lo que me costó escribirla!

Fila 20, butaca 8. El hacker: asiento vacío. Está en casa descargándose por internet la peli a través de BiTtorrent y JDownloader.

Fila 22, butaca 7. El viajero del tiempo: ya he visto este film siete veces, la última en el año 3079, aunque prefiero el remake del 4792.

Última fila, butaca 9. La profesional. Ahora que han apagado las luces, deslizo la mano hacia el tipo que tengo al lado y me agacho aprovechando que nadie me ve. Mañana sin falta tengo que renovar el anuncio del periódico. ¡A ver qué pongo! Apasionada del cine y los rincones oscuros, conocimientos de idiomas (francés y griego profundo) desea vivir nuevas aventuras. Teléfono: 90-60-90 prefijo (69). Disponible las 24 horas. Recibo en bikini. Llá_mame.

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Cartelera

cartelera

De los creadores de Pasajero 23 y de la película de terror Todos funcionarios. De los productores de Azafato del carajo y Bogavante para el sargento Romerales llega el film más esperado del año. Una obra maestra avalada por la crítica en Cannes y Sundance. Cuando la maldad se adueña de los juzgados, cuando los delincuentes se burlan de la ley y se ríen de la justicia es cuando actúa El tío de la toga. Con su supermazo y su sabiduría es capaz de destruir a cualquier villano. Más poderoso que Batman, más fuerte que Supermán y más inteligente que Mortadelo. ¡Qué tiemblen los jueces corruptos, los fiscales sin escrúpulos, los letrados negligentes y los políticos que se creen impunes! Nadie estará a salvo de su furia este verano. El tío de la toga es la película con más audiencia de la década. Próximo estreno en tu juzgado.

(Micro seleccionado en el V Concurso de Microrrelatos de Abogados, julio 2013)

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Racionamiento

racionamiento

Un virus contaminó a una rata, que se lo transmitió a su vez a un gato, que estuvo en contacto con un perro, que infectó a una oveja, que contagió a una vaca que fue devorada por un oso. El germen se propagó con tal rapidez que destruyó la cadena alimenticia. En la tierra, la comida comenzó a escasear. Enseguida se vaciaron los estantes de los supermercados y las personas pugnaban por las migajas. En algunas zonas, reinaba el pillaje, el miedo y el desorden público. La gente sobrevivía como podía, a base de productos enlatados.
Cuando llegó la época de escasez, el gobierno comenzó a racionalizar los pocos recursos que quedaban. Así impuso las cartillas de racionamiento. Colas y colas de personas, que podían sobrepasar los treinta kilómetros, aguardaban frente a los edificios gubernamentales a que se repartiesen las raciones de alimentos para poder llevarse algo a la boca. La situación se volvió cada vez más dramática. El hambre y la desolación imperaban en todos los rincones del planeta. Era peligroso salir a la calle y por las noches se escuchaban gritos a todas horas.
Yo, como soy un superviviente, me las he ido arreglando con ingenio. Aun así, he adelgazado más de doce kilos en las últimas semanas y mi aspecto desastroso, se parece al de un náufrago. El hambre es una bestia atroz, indómita. Primero me comí los marcos de las puertas, los muebles del salón, la escayola del techo y, tras degustar las baldosas del servicio, casi pierdo los dientes. Hace unos días empecé a devorar mi biblioteca. Siete, de Chimal me supo a poco. Así que, para apaciguar el estómago, probé La torre y el jardín, Los esclavos y Cómo empezar a escribir historias. Pero quería más. De modo que seguí con Salinger, Larry McMurtry (me preparé un Hud, el salvaje al horno que me supo a gloria bendita), Poe, Richard Ford, Amparo Dávila, Julio Llamazares, Paul Auster y Sthepen King (que con sus relatos de terror me dejó una terrible congoja en el vientre).
Pronto los anaqueles de mi estantería se quedaron huérfanos. Me di cuenta de que los libros con más sustancia eran aquéllos que contaban dos historias. La primera se mostraba de inmediato ante mis ojos. Y la segunda permanecía oculta, a través de la elipsis y la sugerencia. Y esas novelas eran las que más me alimentaban porque además de saciar mi voraz apetito, estimulaban mi imaginación y conseguían engañar al paladar.
Hace unos minutos me acabo de comer un ejemplar del Quijote y ya empiezo a vislumbrar por todas partes gigantes de viento. Al menos es mejor eso, que lo que me sucedió la semana pasada, cuando tras engullir un ejemplar de Lewis Carrol me caí por una madriguera de conejo. Suerte que el animal no estaba infectado.
¡Toc-toc! Creo que están llamando a la puerta. ¿Quién será?
Porque en el edificio cada vez somos menos y, además, el vecino de al lado cada día que pasa está mucho más gordo.

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